Esta exquisita escultura representa al Buda Shakyamuni, el Iluminado, en el instante supremo de su despertar espiritual. El Buda adopta el gesto del Bhumisparsha Mudra, con la mano derecha tocando la tierra para invocar a la Madre Tierra como testigo de su iluminación. Este gesto es el símbolo mismo de la Verdad inmutable: la unión del espíritu con la materia, del cielo con la tierra. La túnica monástica, meticulosamente labrada con motivos florales y geométricos, refleja la sutileza del arte tibetano. El contraste entre el bronce oscuro patinado y el resplandor cálido del dorado crea una vibración visual que sugiere la coexistencia entre lo terrenal y lo trascendente. En la parte posterior del pedestal, finamente grabado en alfabeto tibetano Uchen, aparece el mantra sagrado:
ༀ་མ་ཎི་པདྨེ་ཧཱུྃ༔
(Oṃ Maṇi Padme Hūṃ)
Este mantra, corazón del budismo tibetano, es el mantra de Avalokiteśvara (Chenrezig), Bodhisattva de la Compasión. En la tradición tibetana, ver, escribir o pronunciar este mantra equivale a sembrar mérito espiritual. El símbolo en la base se conoce como Vishvavajra (sánscrito) o Doble Dorje (tibetano). Este sello indica que la estatua fue ritualmente consagrada (rabné). En el proceso tradicional, los monjes llenan el interior de la figura con textos sagrados, micro-mantras, reliquias o fragmentos de incienso y sellan su base tras una ceremonia de invocación. Desde ese momento, la figura deja de ser un mero objeto artístico: se convierte en una morada viva del Buda. El sello, en su sencillez, atestigua este acto de sacralización. Es una firma espiritual que transforma la materia en vehículo de compasión. Fundición en bronce con aplicaciones de dorado fino, probablemente pan de oro aplicado mediante dorado al fuego o dorado por amalgama, técnica tradicional tibetana. Dimensiones: 20 cm (alto) × 13 cm × 9 cm